martes, 7 de abril de 2020


MOVILIZACIONES SOCIALES, EMPLEO, INGRESOS Y COVID-9
Jose Roberto Ballesteros Coca


Los últimos días[1] en diferentes regiones del país se fueron dando movilizaciones en un contexto que prohíbe estas formas de expresión, a partir de la declaratoria de emergencia sanitaria nacional que restringe la circulación de personas, con excepción de movilizarse para hacer el abastecimiento de alimentos. En ese contexto, no podemos dejar de preguntarnos ¿A qué responden estas formas expresiones de la población? ¿Será una motivación eminentemente política, como afirman personeros del gobierno? ¿Cuáles son las condiciones económicas y sociales de las personas que participan en estas formas de expresión? 

Es conocido por todas y todos que la actual coyuntura que atraviesa el país responde a un fenómeno de carácter planetario, como es la Pandemia del Coronavirus (Covi-19), cuyos efectos focalizan su mayor letalidad en personas arriba de los 70 años. Es de suponer que esta situación no es ajena y de desconocimiento de la mayor parte de la población, incluido de los sectores sociales que tienen menores recursos económicos, gracias a la relativa facilidad de acceso que hoy dan las TICs (Tecnologías de Información y Comunicación) para contar con diversas fuentes de información

Creemos, que parte de la explicación de estas movilizaciones espontaneas de la gente, especialmente de personas y sectores sociales con menos condiciones económicas, puede explicarse por la necesidad de contar con recursos e ingresos que les permita tener los alimentos necesarios para enfrentar el tiempo que dure la emergencia sanitaria, que por los datos y la tendencia que se da desde el viernes 3 de abril 2020, lo más probable es que se prolongue el periodo de emergencia (bajo cualesquiera de las variantes).

Cuando referimos a que gran parte de la población no tiene las mínimas condiciones económicas centramos la mirada en la situación de la población y sus principales características relacionadas con la ocupación principal y la categoría del empleo, por tanto, aquellas actividades que principalmente están dirigidas a generar ingresos.

Recurrimos a información oficial obtenida de la página web del Instituto Nacional de Estadística (INE), datos al 2017 que no cambiaron significativamente a la fecha. El objetivo del siguiente cuadro es acercarnos a una de las variables importantes para enfrentar de mejor manera el Covid-19, desde la composición de la población boliviana por condición de actividad.

Vemos que prácticamente 1 de cada 2 personas, para ser precisos el 49.83%, forma parte de la Población en Edad de Trabajar (PET), es decir, la encargada de generar ingresos para la familia (5.587.807 personas de una población total de 11.216.272); mientras, que la Población Económicamente Inactiva (PEI) llega al 30% de la población total, y el 20% está compuesto por población económicamente inactiva de forma permanente (compuesto mayormente por personas la tercera edad y que tienen alguna forma de renta, llámese renta de jubilación y/o renta dignidad).   

 
Otra información importante y complementaria al cuadro anterior está dada por la composición de la población por la ocupación principal en la categoría de empleo, cuyas actividades son desarrolladas diariamente para la generación de ingresos.   

Se puede observar que de la Población Económicamente Activa, 4982% de la Población Total (PT), que llega a 5.396.338, nos recuerda y focaliza la atención en que el 42.1% de las personas que realizan actividades generadoras de ingreso se encuentran en la categoría de empleo de Trabajador(a) por cuenta propia, el 17.8% es Trabajador(a) familiar o aprendiz sin remuneración, las categorías de Obrero(a) que alcanza a 6.9% y Empleada(o) del hogar del 2%.

Entonces, prácticamente 7 personas, 68.8%, de la Población Económicamente Activa se ubica en las categorías de empleo que diaria o semanalmente realizan sus actividades que directa o indirectamente contribuyen en la generación de ingresos para la familia. De ahí que, dadas las condiciones actuales y necesarias de emergencia sanitaria que ya superan 14 días no puede dejar de preocuparles, a partir que no cuentan con los recursos para proveerse de alimentos.

Por supuesto que los elementos arriba mencionados, intentan contribuir e incorporar algunos elementos que forman parte de la situación y condiciones económicas por las que atraviesa la mayoría de la población, que vinculados al contexto generado por pandemia del Coronavirus nos pueden ayudar a revisar, complementar y/o generar de políticas públicas de emergencia nacional. De esta forma evitar el hecho de recurrir al fácil recurso de etiquetar de motivación “política” las formas a las que recurren las personas para manifestar sus necesidades y demandas.


La población económicamente activa diariamente realiza actividades laborales bajo las formas de relaciones de dependencia laboral o por cuenta propia, donde la motivación principal es la generación de ingresos.

Es evidente que durante los últimos 14 años las condiciones salariales para los  trabajadores/as del sector público y privado mejoraron paulatinamente a través de los incrementos del Salarió Mínimo Nacional (SMN) y el Salario Básico. En general, estos incrementos salariales también tuvieron impactos positivos en otros beneficios y colaterales vinculados al salario (bono de antigüedad, horas extraordinarias, dominicales, etc.). 

Para el año 2017 el Decreto Supremo 3161 dispone que el incremento del Salario Mínimo Nacional sea 10,8 %, que equivale a Bs.2.000 (Dos mil 00/100 bolivianos), mientras que el Salario Básico se incrementa en un 7%. Para el año 2019 el incremento del Salario Mínimo Nacional fue de 3% llegando a Bs.2.122 (Dos mil ciento veintidós 00/100 bolivianos) y el 4% de incremento al Salario Básico.

Los datos que se registra el siguiente cuadro, nos da una aproximación a la situación del ingreso promedios mensual en la ocupación principal según la categoría en el empleo para el 2017 (para el propósito del presente documento no cambiaron sustancialmente al 2019).


Si relacionamos el cuadro de ingreso promedio mensual por categoría de empleo con el hecho que el 68.8% de la Población Económicamente Activa se encuentra ubicada en las categorías de Trabajador(a) por cuenta propia, Obrero, Empleado(a) y Trabajadora(o) del hogar que diariamente realizan actividades generadoras de ingreso, su situación es preocupante e insostenible por los días sin haber realizado ninguna actividad, y se incrementa ante incertidumbre que a futuro continuará o no éste escenario, traduciéndose en el hecho de no contar con ingresos.

Los datos de referencia nos plantea que el ingreso promedio mensual difícilmente está por encima de Bs.3.000, siendo las categorías más sensibles de Trabajador(a) por cuenta propia, Obrero, Empleado(a) y Trabajadora(o) del hogar son los que perciben y generan menores ingresos, además de constituir el mayor número de personas al interior de la población ocupada.

A partir de los datos e información mencionada, en nuestro criterio es importante considerar que:

  • ·       Es posible, y casi inevitable, que la población que no cuenta con actividades generadoras de ingreso, canalizaran sus demandas y necesidades por diferentes medios, y calificarlas de carácter “político” no sería lo correcto. Por el contrario, hay que escucharlas, convocarlas y ver cuáles son necesidades y preocupaciones actuales y futuras.
  • ·         En lo que resta de tiempo para la conclusión de la gestión, la mirada de la coyuntura debiera ser de más Estado y menos mercado. Las medidas tienen ser construidas y digeridas a partir de escuchar a la gente y sus organizaciones de forma sectorial y territorial. Por lo general, la gente sencilla cuenta con iniciativas de solución a partir de su vivencia cotidiana   
  • ·         Es insostenible que la gente permanezca con la incertidumbre de la emergencia y la falta de ingresos. Se requiere rapidez en la toma de medidas de emergencia que canalicen ingresos y/o alimentos a los sectores de la población que se ven impedidos de desarrollar sus actividades (Trabajadores por cuenta propia, obreros jornaleros, trabajadoras del hogar). La consideración de programas y/o proyectos que emerjan de las iniciativas y experiencias como las ollas comunes, ferias solidarias y otras, cuya implementación tenga la participación organizada de la gente.   
  • ·         La sociedad boliviana tiene una enorme y rica experiencia en las formas de organización para enfrentar y satisfacer sus demandas y necesidades individuales y colectivas (capital social). De ahí que movilizar y abrir espacios de participación a la gente y organizaciones para solucionar sus problemas y los relacionados con el coronavirus son vitales. Los niveles intergubernativos (nivel central, departamental, regional y municipal) tienen que aportar con la generación de condiciones técnicas y operativas para canalizar las iniciativas de la gente organizada.
  • ·         Es claro que ingresaremos a una fase bastante delicada sobre el desarrollo del Covid-9 y la ampliación del periodo de emergencia (nacional y/o regional). Por lo cual, es necesario fortalecer el nivel subnacional, especialmente de los municipios. El nivel central tiene que asumir su rol de dirección y conducción de carácter estratégico. Es en el nivel territorial que se tiene más efectividad y eficiencia operativa para resolver los problemas.
  • ·         La canalización de los recursos financieros para las actividades necesarias que vienen para el muy corto plazo, requiere revisar los presupuestos y ajustarlos a partir de priorizar insumos contra el Covid-19, y actividades generadoras de producción y empleo. Ello supone definir y emitir las respectivas medidas para reformular los Planes Operativos Anuales (POA) y el Presupuesto de todo el sector público a través de modificación y ajuste de normativa pertinente.



[1] Nos referimos a partir del día 1 de abril 2020

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